Podría decir aquello de «me quedo muerta con las faldas escocesas», pero abro la revista y las modelos que lucen esas maravillosas faldas midi, botas hasta las ingles y arropadores maxiabrigos no se diferencian mucho de mi amiga Claritilda.
Sí, mientras hacía la fotografía no podía dejar de reirme, pero lo malo de pensar y analizar es que a veces aparece la cara triste de este teatro al que llamamos vida.